Como sabeis he traducido varios libros de Joaquim Ruiz-Lopera.
Él sigue en su lucha diaria por que sus textos sean reconocidos y poder obtener un reconocimiento a su trabajo por parte de alguna editorial o persona que pudiera estar interesada en publicar sus textos sin miedo a censuras y a presiones varias.
Comento esto porque él publicó ayer esto en su blog:
Ayer
día 1 de abril me quedé sorprendido al enterarme a través de las
noticias de que hay hospitales de Barcelona-no es necesario mencionarlos
para no hacerles publicidad gratuita-que están cobrando a los
acompañantes de los enfermo un alquiler para ocupar el típico sillón que está al lado de la cama, también para poder disponer de una habitación individual. Os
preguntaréis porque me sorprendo si es más que evidente que la política
de CiU-ahora con el apoyo de gobernabilidad de ERC-es la de privatizar,
por mucho que lo nieguen, muchos servicios públicos, pero en especial
los servicios sanitarios. No
es una idea que haya surgido de la famosa crisis que nos están haciendo
sufrir y pagar, sino que se basa en un proyecto que ya se intentó
aplicar durante la última legislatura de Jordi Pujol y, que por suerte,
se pudo detener. Pero parece que la han tenido bien guardada y lista para cuando llegara el momento oportuno y ahora, para ellos, lo es. Mi respuesta, como me imagino que adivináis, es la de luchar con todos los medios para conservar los servicios públicos, todos.
Pero
retornando al inicio, me sorprendí no por los motivos que he expuesto,
sino porque una vez más la ficción se ha adelantado a la realidad o la
realidad se ha apropiado de la ficción. En
la obra de teatro que escribí el año pasado (2012) titulada "¿Puedo
ponerme enfermo, doctor", una sátira e irónica visión sobre el copago y la
privatización del sistema sanitario en nuestra nación, ya reflejaba,
entre otras factores
de privatización, que los acompañantes de los enfermos tenían que
alquilar las butacas si querían sentarse junto al enfermo, así como
otros servicios hospitalarios y en los Centros de Atención Primaria.
La
obra continúa sin representarse ya que ha sido rechazada por las
compañías de teatro en las que la envié con un más que evidente absoluto
silencio; la única excepción fue der la del secretario de lectura del
TNC, cuyo nombre ni
quiero ni deseo recordar, que con una opinión de seudo intelectual de
pacotilla y pretenciosa se la cargó, creo, que más por su calidad
artsitica, que quizá no tiene, sino por cuestiones políticas. Creo no equivocarme al pensar que la consideró políticamente incorrecta. Hoy
en día, se han de defender los puestos de trabajo a cualquier precio,
especialmente si han sido designados y no obtenidos por méritos propios.
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