Tres amigos se mueren en un accidente. Llegan al cielo y ven una pared con un montón de relojes colgados. Los amigos extrañados preguntan a San Pedro que son esos relojes y San Pedro responde: "A cada persona muerta le corresponde un reloj y éste refleja el número de masturbaciones al día en promedio de cada uno."
Juan: "¡Aquí está el mío! Cinco vueltas."
Antonio: "¡El mío está allí! 10 vueltas."
Andrés: "Oye San Pedro, no veo el mio."
Y San Pedro contesta:
"¡El tuyo lo hemos puesto en el techo, de ventilador!"
Juan: "¡Aquí está el mío! Cinco vueltas."
Antonio: "¡El mío está allí! 10 vueltas."
Andrés: "Oye San Pedro, no veo el mio."
Y San Pedro contesta:
"¡El tuyo lo hemos puesto en el techo, de ventilador!"
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